Artículo de actualidad en las ciencias sociales y humanidades
Tomás Romay, eminente intelectual cubano del siglo XIX
Tomás Romay, an eminent Cuban intellectual of the 19th century
Caleb Vegas Peraza*, Lilibet Vegas Peraza, Noemy La Rosa Hernández
Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez". Villa Clara. Cuba.
*Autor para la correspondencia: cavegas2605@nauta.cu
Recibido: 11 de octubre de 2018
Aceptado: 29 de diciembre de 2018
Publicado: 01 de enero de 2019
RESUMEN
Introducción: En la Cuba de finales del siglo XVIII y principios del XIX surgió el primer movimiento teórico, científico, ideológico y cultural, La Generación del 92.
Objetivo: Explicar la labor desarrollada por Tomás Romay que lo convierte en un eminente intelectual cubano del siglo XIX.
Método: se realizó una investigación histórica sustentada en el método materialista-dialéctico. Dentro del nivel teórico se emplearon métodos como el de análisis-síntesis, inducción-deducción e histórico-lógico. En el nivel empírico se realizó el análisis documental de 14 artículos bibliográficos procedentes de diferentes bases de datos, en el período de 2017 a 2018.
Conclusiones: Tomás Romay realizó una ardua labor dentro de la sociedad cubana del siglo XIX en diferentes esferas del conocimiento desde pertenecer al primer movimiento teórico, científico, ideológico y cultural, conocido como la Generación del 92, hasta incursionar destacadamente en la medicina cubana con la introducción de la vacunación. El legado vivo dejado por Tomás Romay abre, por tanto, la posibilidad de juzgar la realidad histórica a través del prisma de su percepción personal.
DeCS: HISTORIA; CUBA; HUMANISMO; ÉTICA.
ABSTRACT
Introduction: in the Cuba of the late eighteenth and early nineteenth centuries, the first theoretical, scientific, ideological and cultural movement emerged, "La Generación del 92".
Objective: to explain the work developed by Tomas Romay that makes him an eminent Cuban intellectual of the 19th century.
Method: a historical research based on the materialist-dialectical method was carried out. Analysis-synthesis, induction-deduction and historical-logical theoretical methods were used. At the empirical level, a documentary analysis of 14 bibliographic articles from different databases was carried out from 2017 to 2018.
Conclusions: Tomas Romay carried out an arduous task within the nineteenth century where he analyzed the Cuban society in different spheres of knowledge, belonging to the first theoretical, scientific, ideological and cultural movement, known as "La Generación del 92", included the Cuban medicine with the introduction of vaccination. The living legacy left by Tomas Romay opens, therefore, the possibility of judging the historical reality through his personal perception.
DeCS: HISTORY; CUBA; HUMANISM; ETHICS.
INTRODUCCIÓN
En la Cuba de finales del siglo XVIII y principios del XIX surgió el primer movimiento teórico, científico, ideológico y cultural, la Generación del 92 o ilustración esclavista que dio vida al primer proyecto nacido de la reflexión interna, el reformismo. Entre sus propósitos tenían imponer un sistema liberal de comercio exterior y liquidar cuantas trabas del régimen colonialista feudal dificultaran el desarrollo interno(1).
En estos siglos encontramos en la historia cubana un equipo de hombres notables que realizaron tareas meritorias que sirven como antecedentes a labores más diáfanas y fecundas durante la centuria decimonónica. Ellos cierran prácticamente el largo período de la factoría que durante varios siglos fue Cuba y abren la etapa más promisoria que será la colonia en franca evolución hacia la consolidación de la nacionalidad y en definitiva hacia la independencia y soberanía del pueblo cubano.
Estos hombres situados en la arista de dos siglos son precursores de otros que llevaron a metas mayores sus empeños. Entre ellos encontramos al padre José Agustín Caballero, que parece anunciar la obra pedagógica y el afán orientador de Félix Varela y José de la Luz y Caballero. Igualmente, entre estas figuras notables está Francisco de Arango y Parreño, defensor de los intereses de los hacendados y fabricantes de azúcar criollos, cuyos exámenes económicos y sociológicos serán continuados y superados por José Antonio Saco(2).
Dicho movimiento, nacido dentro del desarrollo de las plantaciones esclavistas cubanas, ha sido calificado de reformista y va a nutrirse de los mejores elementos del pensamiento liberal español, desde Gaspar Melchor de Jovellanos y Francisco Pi y Margall, del pensamiento latinoamericano desarrollado después de culminado el ciclo independentista; de las concepciones liberal-burguesa de los Estados Unidos, cuya influencia no cesa de aumentar a todo lo largo del siglo; y sobre todo el corpus teórico del liberalismo burgués europeo, estructurado a raíz de la revolución francesa de 1789 lo que le imprime un fuerte tono burgués europeo a las concepciones reformistas cubanas, como una de sus principales características.
Otra de las particularidades que van a caracterizar al reformismo cubano, conocido en su primer momento como la Generación del 92 o ilustración esclavista, son: la manifestación de una mentalidad fronteriza y que van a tomar a la política como espina dorsal del pensamiento reformista(1).
Sumado a esto la larga y profunda tradición en el ejercicio de pensarnos, de someternos a crítica y, a la vez, proponer búsquedas y trazar alternativas, permite ofrecer a la generaciones actuales la amplia acumulación de conocimientos, de debates, de propuestas científicas e ideológicas, de métodos de estudio de investigación, que le dan a Cuba una base sólida, imprescindible para la reflexión -desde la interioridad de su permanencia- y desde la profundidad de lo que ha sido la evolución, decantación, amplitud y creación del pensamiento cubano a lo largo de dos siglos y medio(1).
Encontramos también, dentro del espectro criollo al doctor Tomás Romay y Chacón, el cual irrumpe en el emocionante y turbulento período del despertar y maduración de la idea nacionalista cubana. 314ripening of the Cuban nationalist idea and movement, a development inEminentedhdjc Eminente médico habanero, que fue introductor de la vacuna en Cuba, y abrió el camino para otros muy notables hombres de ciencias que surgieron en nuestro país a lo largo del siglo XIX, mediante lo cual se justifica las disimiles ocasiones en las que se ha encontrado en las páginas de los periódicos cifras muy elevadas que indican la forma masiva con que se ha aplicado a un amplio sector de la población la vacunación que prevenga una posible epidemia por lo que es menester recordar como punto inicial en esta semblanza al doctor Romay, que al ser su introductor se tardó treinta y tres años en vacunar a 210,579 habitantes en La Habana y solamente a 311,342 en toda la Isla(2).
En 1835, el doctor Tomás Romay ofrecía estas cifras al hablar, como secretario fundador ante la Junta de la Vacuna, para resumir de ese modo sus actividades en pro del mejoramiento sanitario de la colonia. A través de los años se hace imprescindible rendir homenaje al médico criollo que se adelantaba, de manera tan eficiente, en combatir la contagiosa enfermedad variólica y a raíz de la repercusión alcanzada desde el siglo XIX hasta nuestros días por el doctor Romay se propuso la realización de esta revisión bibliográfica con el objetivo de explicar la labor desarrollada por Tomás Romay que lo convierte en eminente médico e intelectual cubano del siglo XIX.
Para ello se realizó una investigación histórica sustentada en el método materialista-dialéctico. Dentro del nivel teórico se emplearon métodos como el de análisis-síntesis, inducción-deducción e histórico-lógico. En el nivel empírico se realizó el análisis documental de 14 artículos bibliográficos procedentes de diferentes bases de datos, en el período de 2017 a 2018.
DESARROLLO
Tomás Romay y Chacón (1764-1849), médico, profesor, escritor, estadista y orador, inició el movimiento científico en Cuba y constituye una figura prominente de la llamada Ilustración Reformista Cubana que introduce en la sociedad el pensamiento diferente del criollo, además se coloca en la cúspide de las principales figuras intelectuales nacidas en los años inmediatos posteriores a la ocupación de La Habana por los ingleses. Va a iniciarse en un escenario histórico que presenta como característica fundamental la consolidación de los elementos nacionales de una nueva clase social: la burguesía cubana. Esta clase audazmente trata de imponer un sistema liberal de comercio exterior y liquidar cuantas trabas del régimen colonialista feudal dificultaban el desarrollo interno, mediante la formación de un movimiento de superación cultural, dirigido a impulsar la enseñanza en general y el estudio de las ciencias naturales como base para hacer progresar la agricultura y la industria. En tanto este proceso estaba en marcha, él por su esfuerzo individual va mejorando su instrucción y adquiriendo una amplia cultura, sin dársele la oportunidad de mostrar sus dotes morales, su ilustración y talento.2Sin importar esta situación Romay, luego de haber cursado Latinidad y Filosofía, se graduó de bachiller en artes el 24 de marzo de 1783 y tras obtener este título comenzó los estudios de Jurisprudencia en el Seminario de San Carlos, los cuales pronto abandonó convencido de que, "el abogado estaba expuesto a mayor responsabilidad de conciencia"(3). Su carrera como intelectual de la cultura criolla apenas comenzaba, y su expresión de cubanía reafirmaba su pensamiento radical a pesar de abandonar la abogacía.
Perteneció a la llamada Generación del 92 o ilustración esclavista, la cual irrumpió a la vida de la colonia en la última década del siglo XVIII y actuó brillantemente en las primeras décadas del XIX. Era uno de los habaneros más cultos de su época; por lo que se empeñó en la erradicación de la práctica de los enterramientos en las iglesias y promovió el primer cementerio de la ciudad. Fue también uno de los iniciadores y redactores principales del Papel Periódico de La Habana, fundado en 1790 bajo el mandato de Luis de las Casas Aragorri, representante español del llamado Despotismo Ilustrado en Cuba. Este gobernador y capitán generalfavoreció algún progreso en la Isla de acuerdo con el interés de los hacendados criollos y también fomentó su propio ingenio azucarero en la zona habanera de Güines. En ese período se muestra una indiscutible diferenciación entre los intereses de los nacidos en Cuba, en particular la aristocracia criolla, y la metrópoli, que es más marcada desde principios del siglo XIX(4).
Romay tuvo como mentor a Calvo de la Puerta y O´Farrill, un rico propietario habanero, quizás el más cultivado de las familias criollas de finales del siglo XVIII, dotado de amplio conocimiento en artes, letras y ciencias. Gracias a la labor de su mentor va a obtener y ostentar varios títulos dentro de la sociedad habanera uno de ellos fue como hombre público con tanta influencia que participó en las actividades como diputado Provincial de la Habana, como secretario permanente de Junta de Población Blanca, donde se convierte en una de las principales voces condenatorias de la trata(5).Los autores consideran que no solamente por estar a la sombra de su mentor logro ostentar grandes títulos, sino también influyeron en él la dedicación y sus ansias de representar lo irrepresentable de la época.
El 17 de enero de 1793 ingresó en calidad de socio numerario en la Sociedad Patriótica de Amigos del País, organización de la que también fue cofundador con Las Casas y en la cual ocupó varios cargos, desde presidente de la sección de Educación hasta director de la propia institución. Por espacio de 50 años desempeñó la tarea humanitaria de su profesiónen la Real Casa de Beneficencia, que también fundaran ambos(6).Esta Sociedad Patriótica, como se llamaba cuando se iniciaron sus labores en 1793, examinaría una serie de cuestiones de interés público a las cuales dedicaría Romay toda su atención. Estos trabajos sobre educación, economía, ciencia, y en general, todo tema que redundara en un incremento del nivel de vida de la colonia se discutían en el seno de la docta corporación, y muchas veces se llevaban también a las páginas del Papel Periódico de La Habana, en las cuales podemos señalar, además, los artículos publicados de carácter humanístico, así como otros, meramente literarios, de temas costumbristas, como los que vieron la luz en 1789, "sobre las murmuraciones y los chismes" y en censura de ciertas costumbres deleznables en la conducta de los habaneros de la época(7).
Combatió el escolasticismo y abordó la medicina y su situación en la tierra cubana mediante una visión científica; su pensamiento y acciones abrieron las puertas de las ciencias modernas, racionales y empíricas. Fue decano de las facultades de Filosofía y Medicina de la Universidad de la Habana y en su accionar como defensor del criollo jugó un importante papel, junto al economista Francisco de Arango y Parreño y José Agustín Caballero, filósofo, teólogo y profesor, así como otro pequeño grupo de ilustrados integrado por varios militares, un obispo y un poeta(4). Sus relaciones con los grandes de la economía y la pedagogía de la época, fundaron y consolidaron en él un pensamiento filosófico orientado a la cultura general como forma de conocer el mundo que lo rodeaba y entender la realidad histórica que le tocó vivir.
En casa de Romay se reunían otros destacados cubanos de su época en veladas que se hicieron notables. Luz y Caballero, su yerno, lo llamaría "el más romano de los habaneros". Su laboriosidad incesante le hacía preparar en el patio de su casa representaciones teatrales donde los actores eran sus propios hijos y el médico ilustre intervenía como director y animador máximo. Allí se llevaban a la escena los dramaturgos griegos que Romay prefería. No olvidó nunca sus preferencias literarias, sus inclinaciones hacia la filosofía. Con sus contemporáneos, fuera Arango y Parreño, el obispo Espada, Nicolás Gutiérrez o el poeta Manuel de Zequeira gustaba de intercambiar impresiones y juicios. Tomás Romay fue un verdadero "español de ultramar", según la expresión aclaradora de Arango y Parreño. Todavía se movían estos hombres dentro de la órbita española, por eso Romay conservó toda su fidelidad a la corona española y no fue atraído por los movimientos separatistas que surgían en Suramérica. Temía, como otros cubanos de su tiempo, una insurrección de esclavos, y para salvaguardar a la colonia de este desastre quería que se fomentara la población blanca(8). Su labor de intelectual cubano no estuvo exenta de su accionar médico, y su cuadro profesional no está completo sin las pinceladas fundamentales de las ciencias médicas las cuales son una huella que perdura en la historia cubana.
A pesar de que en su época la profesión de médicoera considerada propia de la "gente baja" y no era entonces estimada en la colonia, donde la cultura de los médicos se hacía notar por su extraordinaria deficiencia, fue Tomás uno de los pocos jóvenes que obedeció más a los impulsos de su vocación que a los convencionalismos sociales y escogió por su propia cuenta la carrera de Medicina, de la que obtuvo el título de Bachiller en 1789. En los tiempos de Romay, la condición de Bachiller en Medicina no autorizaba a ejercer la profesión. Para ello se requería hacer un postgraduado de dos años de práctica con un médico experimentado. Por eso, tras su graduación, hizo el joven los dos años de práctica reglamentarios junto con el doctor Manuel Sacramento para presentarse a examen ante el Real Tribunal del Protomedicato. En dicho acto, los doctores Julián Recio de Oquendo y Matías Cantos le admitieron al uso y ejercicio de la Medicina y le concedieron "licencia para ejercerla, enseñarla y hacer todo lo demás que deben los maestros examinadores"(9).
El hecho, ocurrido el 12 de septiembre de 1791, convirtió a Romay en el trigésimo tercer graduado de Medicina en Cuba. En relación con su desempeño como catedrático, su biógrafo, el doctor López Sánchez, escribió que Romay "se limitó en su cátedra a tratar acerca de las lesiones, a indagar los síntomas y a enseñar a inquirirlos, con lo que le imprimió a su asignatura una importancia extraordinariamente superior a lo que correspondía en el pausado movimiento de aquellas horas"(6).
En 1793 Tomás Romay publicó en el Papel Periódico de La Habana un artículo donde plantea "La naturaleza no debe abstraerse, sino escudriñarse y analizarse" y el 4 de febrero de 1987, el Ministro de Salud Pública el Dr. Carlos Dotres Martínez, aprueba y pone en vigor en el Sistema Nacional de Salud, la Resolución Ministerial No. 9, para el desarrollo y generalización de la Medicina Natural y Tradicional, basado en las enseñanzas de Romay(9). Dos años más tarde en 1797 con motivo de llegar al puerto habanero la escuadra al mando del General Aristizábal, con una tripulación que venía infectada de fiebre amarilla, e impulsado solo por su amor a la ciencia y a la humanidad, dedicó Romay todas sus fuerzas a luchar contra la epidemia. Como resultado de sus observaciones al respecto, confeccionó y presentó en la Sociedad Patriótica Amigos del País el 5 de abril de 1797 la memoria titulada ‟Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro, enfermedad epidémica de las Indias Occidentalesˮ, considerado el primer estudio científico de la fiebre amarilla publicado en el país, obra que le valió ser elegido Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Madrid en 1798(10).
La lucha contra la fiebre amarilla que asolaba periódicamente la Isla, aumentó al comenzar el siglo XIX cuando sobrevino una espantosa epidemia de viruela que se extendió por toda Cuba. Conocía Romay la vacuna descubierta por el médico inglés Jenner, que había publicado en 1798 los resultados de sus investigaciones sobre el virus varioloso. Con la finalidad de combatir la epidemia fue traído el virus vacuno a La Habana, pero ni este, ni otro que se trajo de Filadelfia, en 1802, pudieron ser utilizados por Romay. En la colección del Papel Periódico se puede leer en el número correspondiente al 16 de febrero de 1804, la forma en que Romay pudo lograr el virus y emprender la vacunación de los habaneros, planteando lo siguiente: "Llegó a esta ciudad la señora María Bustamante, procedente de Aguadilla, en Puerto Rico, de donde había salido el 1 de febrero, con su hijo de diez años y dos niñas de su servidumbre, y vacunados el día antes de la partida con virus enviado desde la isla holandesa de Santo Tomás. Sus vacunas prendieron perfectamente y cuando entraron en este puerto estaban las dos en perfecta supuración"(8).
Pero cabría preguntar: ¿Cómo demostrar a aquellas personas reacias que el método era un recurso eficaz para burlar a ese terrible mal, que cuando no mataba desfiguraba sin remedio? La respuesta se encuentra plasmada en el pensamiento inteligente de Romay, el médico tomó una resolución heroica: vacunó a sus propios hijos y más tarde los inoculó con pus extraído de las llagas de un enfermo. San Cristóbal de La Habana, como si fuese un solo hombre, aguardaba el resultado del desesperado experimento. Pero los niños se mantuvieron indemnes a la enfermedad, haciendo travesuras como de costumbre, y Romay ganó su batalla en pro del bien común. Durante 31 años presidió Romay la Junta Central de la Vacuna, institución que logró inmunizar a 311 mil personas en toda la Isla, gracias a estos esfuerzos (como anota el historiador Pedro M. Pruna), ya a fines del siglo XIX la viruela era una enfermedad rara en Cuba(11).
Con el apoyo del obispo Juan José Díaz de Espada, se opuso a la práctica de enterrar los cadáveres en las iglesias y dentro del perímetro urbano, por considerarla poco higiénica. Así impulsó la construcción del primer cementerio que tuvo La Habana, el de Espada, inaugurado en 1806(12). La idea innovadora y atrevida para su época fue cuestionada pero bien acogida y solucionó varios problemas de insalubridad, la cual llegó hasta Madrid e impulsó el mismo elemento que en la Isla, por lo que los autores consideran que Romay inicio el movimiento sacramental de una parte de América y otra de Europa.
Al ser el iniciador del movimiento científico en Cuba modificó la organización de la asistencia médica en el Hospital de San Ambrosio y cambió la manera de enseñar clínica médica práctica a la cabecera del enfermo, incluso en materias ajenas a su profesión abogaba por la aplicación de métodos científicos. Similar ocurrió con las ciencias naturales donde con plena capacidad y gran sentido de progreso fundo un Jardín Botánico(5). Por su disertación sobre la fiebre amarilla, le fue otorgada la condición de Socio Corresponsal de la Comisión Central de la Vacuna en París, y por las Sociedades Económicas de Amigos del País de Granada, Sevilla y Cádiz, en 1816(11).
Dentro del campo de las ciencias médicas se desempeñó en Cuba como médico auxiliar en los hospitales de Marina, médico auxiliar de la Sala de Enfermos en el Convento de Belén, médico general de la Real Casa de Beneficencia desde su fundación, médico del Convento de Religiosos de Santo Domingo, médico del Convento de Niñas de San Francisco de Sales, médico del Monasterio de Santa Catalina, médico del Real Colegio Seminario de San Carlos, médico general auxiliar del Hospital Militar de Extramuros y médico principal del Hospital Militar de San Ambrosio(13). De igual forma, impulsó la modernización de la medicina clínica, cuya enseñanza en la Universidad de La Habana estaba muy atrasada, y para esto se basó en las ideas propuestas por el destacado médico francés Philippe Pinel en su tratado Medicina Clínica de 1802, que promovió la inclusión de esta asignatura en el plan de la carrera de medicina desde 1834(14).
CONCLUSIONES
Tomás Romay realizó una ardua labor dentro de la sociedad cubana del siglo XIX en diferentes esferas del conocimiento desde pertenecer al primer movimiento teórico, científico, ideológico y cultural, conocido como la Generación del 92, hasta combatir el escolasticismo eincursionar destacadamente en la medicina cubana con la introducción de la vacunación. Su pensamiento médico y sus ideas políticas, permiten así, poder explicar su eminente papel en el siglo XIX. El legado vivo dejado por Tomás Romay abre, por tanto, la posibilidad de juzgar la realidad histórica a través del prisma de su percepción personal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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9. Torres Cuevas E. Historia del pensamiento cubano. Tomo I, Editorial Ciencias Sociales, 2009 pág. 30
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13. Enciclopedia de Historia y Cultura del Caribe; [Internet] 2016 [citado 2016 Nov 18]. Disponible en: http://www.encaribe.org/es/tomás-romay-y-chacón
14. Predeira D. LibreOnline Tomás Romay y la medicina cubana [Internet] 2016 Mar 29 [citado 2016 Nov 18].Disponible en: http://www.libreonline.com/home/
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