Sintitul1

FACULTAD DE MEDICINA ¨ERNESTO CHE GUEVARA DE LA SERNA¨ .PINAR DEL RÍO

 

Impacto de la ayuda solidaria cubana en la comunidad internacional desde el triunfo de la Revolución hasta el 2013

Impacto f the cuban aid on the internacional community from the triumph of the revolution to 2013

 

Claudia Cabrera Morales1, Marielys Pacheco Mosquera2, Flavia Ubilia del Rosario Crespo3, Yoan del Llano Capote4

1Estudiante de tercer año de Medicina. Alumna ayudante de Hematología.
2Estudiante de segundo año de Medicina. Alumna ayudante de Cirugía General.
3Estudiante de segundo año de Medicina. Alumna ayudante de Anatomía Patológica.
4Licenciado en Educación. Especialidad Marxismo Leninismo e Historia. Profesor Auxiliar.

 


RESUMEN

Introducción: a lo largo de 54 años, la salud en Cuba ha sido reconocida como un derecho humano y una responsabilidad del Estado, quien financia todos los servicios de salud, basados en los logros de la ciencia y la técnica y orientados a la prevención y promoción de la salud.
Objetivo: ejemplificar el impacto en la comunidad internacional de la ayuda solidaria cubana desde el triunfo de la Revolución hasta el 2013.
Métodos: se realizó una revisión documental. Fueron empleados métodos teóricos como el análisis y síntesis, histórico-lógico, hipotético-deductivo y deducción e inducción.
Desarrollo: en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, se proclamó el derecho a la igualdad y acceso a todos los servicios, incluidos los de salud de las personas, sin distinción de ninguna índole: económica, social, jurídica, racial o política. A primera vista, Cuba no parecería ser el país que pueda infundirle nuevo vigor al movimiento mundial para convertir la atención de salud en un derecho de todos los seres humanos, pero no fue así. Ya suman más de 60 las naciones que se benefician cada día con los proyectos de colaboración que Cuba ha puesto en función de la humanidad, y ha extendido su mano solidaria a muchas naciones.
Conclusiones: Para los profesionales de la salud cubanos, el internacionalismo constituye una experiencia hermosa que contribuye a enriquecer el ejercicio profesional, a convertirnos en mejores médicos, más humanos y más revolucionarios.

DeCS: Salud pública; Conducta cooperativa.


ABSTRACT

Introduction: in the course of 54 years health care in Cuba has been recognized as a human right and as a state matter, the one that finances all health services, supported on science and technique achievements toward health care prevention and health promotion.
Objetive: to exemplify the impact on the international community of the Cuban aid from the triumph of the revolution to 2013.
Methods: a documentary study was performed using theoretical methods as analysis-synthesis, historical-logical, hypothetical-deductive and deduction-induction.
Development: the Universal Declaration of Human Rights in 1948 stated the right of equality and access to all services including people's health regardless of economic, social, legal, racial or political kinds. At first sight Cuba did not seem to be a country to revitalize the world's movement to turn health care into a right for all people, but it was the contrary. More than 60 nations benefit from Cuban health care collaboration projects.
Conclusions: for Cuban health professionals, internationalism constitutes a beautiful experience which enriches the professional practice becoming us into better, humanitarian and revolutionaries doctors of medicine.

DeCS: Public health; Cooperative behavior.


 

INTRODUCCIÓN

En América Latina y el Caribe y a menos de medio siglo de su descubrimiento, se estableció en Santo Domingo, en 1538, la primera Universidad del Nuevo Mundo, siguiéndole las de Lima y México, fundadas en 1551. En Cuba se fundó la Universidad de La Habana en el año 1728 y se estableció en ella una facultad donde se estudiaba Medicina.1

Ingresar a la universidad en Cuba antes del triunfo de la Revolución era una tarea realmente difícil. El costo económico era muy elevado, y casi ninguna familia cubana se encontraba en condiciones de pagarlo, además existían fuertes ataduras sociales que frenaban la posibilidad de estudiar en las altas casas de estudios, por ejemplo el racismo. La medicina se encontraba entre las más costosas. La mayoría de los estudiantes eran hijos de médicos de cierto renombre que pretendían continuar la tradición de su padre, y por lo tanto nunca serían capaces de ejercer su profesión en el campo o atender a personas que no tuviesen dinero para pagar.

El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente los esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política,2, fueron denunciados enérgicamente por Fidel Castro durante su alegato "La historia me absolverá" como los lastres neocoloniales que más daños ocasionaban al sufrido pueblo cubano, y que serían objetivos claves a resolver por la revolución que se proponían hacer.

La salud pública, por ejemplo, nunca fue prioridad para ningún gobierno; la miseria, la pobreza, las enfermedades, la represión sangrienta eran factores comunes que afectaban a la población cubana y fueron los motivos principales que llevaron a Fidel y sus compañeros a inicial una batalla que terminaría con el triunfo revolucionario del 1959.

La situación de violencia que se vivía condujo al cierre de la única escuela de Medicina que contaba el país, radicada en la Universidad de La Habana. Al triunfo del 1ro de enero el país sólo contaba con 6 286 médicos (mayoritariamente procedentes de sectores con recursos económicos), de ellos, más de la mitad eligieron abandonar su patria y el deber para ir a Estados Unidos, atraídos por las oportunidades profesionales que les ofrecía una administración decidida a vaciar la nación de su capital humano, hasta el punto de crear una grave crisis sanitaria, quedando sólo 3 000 médicos y un reducido grupo de profesores de Medicina.1, 3-4

La respuesta ante la situación no se hizo esperar. Cumpliendo el Programa del Moncada, se brindó atención especial al pueblo y a su bienestar. La salud fue factor primordial para la revolución naciente, que se comprometió a invertir masivamente en la medicina, objetivo que ha sabido cumplir, transformando una pequeña y desvalida, pero valiente isla del Caribe, en una potencia médica, referencia mundial en este campo, siendo hoy en día el país del mundo que cuenta con mayor número de médicos por habitantes.

A lo largo de 54 años, la salud en Cuba ha sido reconocida como un derecho humano y una responsabilidad del Estado, quien financia todos los servicios de salud, que se basa en los logros de la ciencia y la técnica, profesando una filosofía humanista, con orientación a la prevención y promoción de la salud, e implicando una amplia participación social y el respaldo de la voluntad política.5 Cuenta para ello con 24 Facultades de Medicina (frente a una sola en 1959) en trece de las quince provincias cubanas, más de 43 000 profesores de Medicina, la formación desde 1959 de alrededor de 109 000 médicos y dispone de 161 hospitales y 452 policlínicos.3

Pero evidentemente los vejámenes a los que fue sometido el país lo ha hecho comprometerse no sólo con el pueblo cubano, sino con el resto del mundo, por ello ha formado en sus escuelas de Medicina a capital humano altamente calificado con una sólida formación científica y humanista de América Latina y el Caribe, Asia, África e incluso de Estados Unidos, y en nombre de la solidaridad internacionalista y de los principios que rige la medicina cubana (equidad, gratuidad, solidaridad, accesibilidad, universalidad, corresponsabilidad y justicia) ha curado a las poblaciones pobres del planeta, logrando con ello lo que ninguna otra nación del mundo, incluso las desarrolladas, han alcanzado en materia de cooperación humanitaria.6

Los autores de esta investigación consideraron como objetivo general ejemplificar el impacto en la comunidad internacional de la ayuda solidaria cubana desde el triunfo de la Revolución hasta el 2013. Para ello se realizó una revisión documental donde fueron empleados métodos teóricos como de análisis y síntesis, histórico-lógico, hipotético-deductivo y de deducción e inducción.


 

DESARROLLO

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, se proclamó el derecho de las personas a la igualdad y acceso a todos los servicios, incluidos los de salud, sin distinción de ninguna índole: económica, social, jurídica, racial o política.7 Sin embargo, al iniciar la primera década del siglo XXI la realidad es bien distinta: se ha intensificado el proceso de globalización y por consiguiente de sus secuelas, siendo el aumento de la pobreza uno de los más graves resultados de las políticas económicas neoliberales, que profundizan los problemas sociales y constituyen la mayor fuente de inequidad.

A primera vista, Cuba no parecería ser el país que pueda infundirle nuevo vigor al movimiento mundial para convertir la atención de salud en un derecho de todos los seres humanos: una pequeña nación perteneciente al mundo en vías de desarrollo que sufre problemas de liquidez financiera, escasez de recursos naturales, con una ubicación geográfica propicia al paso de devastadores huracanes y además sometida a un férreo y criminal bloqueo impuesto por su vecino del norte por más de 50 años, sin embargo ha sido un ejemplo para el mundo, logrando conformar un sistema de salud formado por un conjunto de unidades administrativas, de servicios, producción, docencia e investigación con una cobertura sanitaria total del país, un ejercicio social de la atención así como una participación activa y organizada de la población en la que su pilar fundamental está articulado con la atención primaria y la medicina familiar, con intervenciones de promoción de la salud, prevención, curación y rehabilitación, y que dan respuesta al artículo 50 de la Constitución de la República de Cuba que establece "el derecho que todos los ciudadanos a que se les atienda y proteja su salud y la obligación que tiene el Estado de garantizar ese derecho con la prestación de la asistencia médica y hospitalaria gratuita, mediante la red de instalaciones de servicios médicos rural, de los policlínicos, hospitales, centros profilácticos y de tratamiento especializado."8

La calidad de los profesionales de la salud cubanos sin duda está dada por la formación que reciben de un profesorado altamente competente, la posibilidad desde los primeros años de combinar la teoría con la práctica, la vinculación a la investigación, el acceso a las fuentes de información para la permanente superación profesional que posibilita a los graduados la adquisición y perfeccionamiento continuo de los conocimientos y habilidades requeridos para un mejor desempeño en sus responsabilidades y funciones laborales y que es un componente clave del sistema de salud para poder asegurar la calidad y la pertinencia de sus acciones.

Por sus resultados, la OMS y otros organismos internacionales han reconocido el impacto del sistema sanitario cubano, con un enfoque médico sustentado en la promoción, prevención y la educación de salud, reflejado en sus indicadores considerados entre los mejores de América Latina y el mundo durante más de 50 años de vigencia del modelo de salud pública socialista, tales como la esperanza de vida al nacer de 77 años (ambos sexos), coberturas de vacunación por encima del 90 %, atención de partos institucionales cercana al 100 %, eliminación de enfermedades como la poliomielitis, difteria, tos ferina, sarampión, rubéola y parotiditis, entre otras.9Asimismo el análisis de las evidencias lo valida el lograr que la población cubana se encuentre entre las más saludables del mundo, con índices semejantes y en ocasiones superiores, a los de las naciones altamente desarrolladas.10

Al respecto, la Doctora , Margaret Chang, Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante una visita realizada destacó que: "el sistema de formación de los profesionales sanitarios cubanos es un modelo que a su entender se debe tomar como inspiración", resaltando cómo en la formación médica existe una interrelación directa entre las escuelas médicas y las instituciones de salud, algo que no ocurre en otros países, y exhortando a que se tome de ejemplo la experiencia cubana para lograr "profesionales de calidad", acotando que "cuando un médico empieza esta profesión, hace la promesa de servir a la humanidad. Nunca deben olvidar el juramento hipocrático, y los profesionales cubanos son el mejor ejemplo que visto", agregó. "Me voy con el mayor respeto por lo que ustedes hacen y les deseo una misión exitosa".11

Unido a ello está la convicción en cada cubano, y muy especialmente en el personal de la salud, que la solidaridad entre las personas y los pueblos es un deber, y por ende sobran ejemplos que lo demuestran y que han sido resaltados por personalidades como la Directora General de la OMS, quien en visita de trabajo realizada a nuestro país elogió al líder histórico, Fidel Castro, por la iniciativa de crear la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), remarcando que el concepto se basa en la solidaridad, equidad y la justicia social, algo que se necesita en el mundo y aseverando que "Cuba ha sido por mucho tiempo centro de excelencia en la atención primaria de salud, que brinda evidencias sólidas y muestra resultados comparables con los de naciones más ricas".12

Sentimos mucho orgullo por ese reconocimiento, que nos hace ejemplo de humanismo en el mundo y que proviene del pensamiento internacionalista y solidario del compañero Fidel Castro, cuyos antecedentes se remontan al período colonial, en el que algunos médicos expresaron de forma espontánea su espíritu revolucionario al partir a diferentes países para ofrecer su ayuda como profesionales o alistándose en sus ejércitos como soldados. Algunos de esos ejemplos son Antonio Lorenzo Luaces, que participó con el grado de Coronel en la Guerra de Secesión Norteamericana, Manuel García Lavín en la guerra franco-prusiana y en la que por los méritos alcanzados se le concedió la Legión de Honor de Francia, y Luís Díaz Soto, que participó en la lucha del pueblo español contra el fascismo en la guerra civil de 1936-1939, entre otros.13

Estos son algunos ejemplos del espíritu de solidaridad que desde épocas pasadas han destacado a los profesionales cubanos de la salud, pero no es hasta que se produce el triunfo revolucionario que estas demostraciones de colaboración solidaria y desinteresada se hacen mucho más manifiestas. Para 1960, recién triunfada la Revolución, ya sentimos la necesidad de ayudar a otros. Una brigada médica emergente y varias toneladas de equipos e insumos fue enviada a Chile para atender a los damnificados de un terremoto que afectó ese país. Años atrás, durante su histórico alegato "La Historia me Absolverá" se había referido al carácter internacionalista y humanista del pensamiento revolucionario de la generación del Centenario..."Se declaraba, además, que la política cubana en América sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente, y que los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a las naciones hermanas, encontrarían en la patria de Martí, no como hoy, persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan. Cuba debía ser baluarte de libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo."14

... Y sus palabras y pensamiento han trascendidos a nuestros días.

Para 1962, Fidel en encuentro con estudiantes de Medicina planteaba:

"No sólo eso, sino que aún podemos hacer algo - aunque tenga sobre todo carácter simbólico más que otra cosa - para ayudar a otros países...por ejemplo tenemos el caso de Argelia... y...conversando hoy con los estudiantes de Medicina, les planteábamos que hacen falta 50 médicos voluntarios. Y estamos seguros de que esos voluntarios no faltarán...Hoy podemos mandar 50, dentro de 8 o 10 años no se sabe cuántos, y a nuestros pueblos hermanos podremos darles ayuda…"15 Y el 23 de Mayo de 1963 partió otro equipo compuesto por 55 colaboradores para prestar servicios a ese hermano pueblo, con lo que se inicia la tradición internacionalista en salud.

La tradición no quedó varada en esos hechos, en las décadas del 70 y 80 se colaboró con países de África, América y Asia. Cabe destacar el envío de personal médico y sangre a Perú para asistir a los damnificados del terremoto (este hecho marcó otro punto importante, el inicio de donaciones masivas de sangre), y a Vietnam, Argelia, Angola, Etiopía, Nicaragua, entre otros.

Para la década de 1990, con el derrumbe del campo socialista y la desintegración de la URSS, se vivió una etapa de extrema dificultad para la economía cubana. Comenzó en esa etapa la asistencia técnica compensada o contrato directo, cuya esencia consistió en establecer un acuerdo, por el cual el médico contratado percibía una remuneración por los servicios que prestaba y por ese concepto ingresar al sistema aportes para mantener el resto de la colaboración médica, la que debido a la situación económica el país no lo podía asumir.13

No por habernos encontrado en situación extrema, que hizo que la asistencia técnica fuese compensada, se perdió el sentido de la medicina cubana, ni los valores en los que están formados sus profesionales. Por el contrario, desde esa década ha llegado nuestro personal a los más inhóspitos lugares, prácticamente en todos los confines de la tierra, donde han ofrecido amor, salud y esperanza de vida a millones de habitantes de nuestro planeta, que algunas veces escépticos y otros convencidos del potencial de la pequeña isla han acudido a ellos. Tampoco se ha mercantilizado la ayuda, por el contrario la solidaridad ha sido incondicional en muchos países que han sufrido catástrofes naturales o carecen de personal médico dispuesto a acudir donde los más necesitados.

No podemos olvidar a los huracanes Mitch en Centroamérica o George en el Caribe cuando aún éramos niños, que azotaron y causaron mucha desolación, destrucción y dolor en la población. Ahí estuvo la solidaridad cubana representada por nuestros médicos y otros trabajadores de la salud con sus mochilas llenas de esperanza y ayuda desinteresada.

Ante sucesos tan tristes, a iniciativa de nuestro Comandante en Jefe, surgió un nuevo programa de colaboración humanitaria: el Programa Integral de Salud (PIS), inicialmente como respuesta a la solicitud de varios presidentes centroamericanos y progresivamente extendido a más de 40 naciones: en América Latina y el Caribe (entre otros Bolivia, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Perú, Belice, Haití, Dominica, Guyana, Santa Lucia, San Vicente y Suriname), África (Djibouti, Etiopia, Eritrea, Guinea Conakry, Guinea Ecuatorial, Lesotho, Namibia, Níger, Botswana, Burquina Faso, Gambia, Malí, Burundi, Gabón, Ghana, Guinea Bissau, Rwanda, Sierra Leona, Swazilandia, Tanzania, Zimbabwe, República Árabe Saharaui Democrática y Congo Brazaville), Asia y Oceanía (Timor Leste, Laos, Isla Salomón, Vanuatu, Tuvalu, Nauru y Kiribati) y Ucrania.5 El Programa Integral de Salud ha tenido excelentes resultados y ha constituido un reconocimiento de la comunidad y los organismos internacionales a nuestro país, que no es medido por la cantidad de vidas salvadas, lo que es un hecho muy real, sino por los millones de personas que han sentido y sienten, en primer lugar, seguridad, que es lo primero en la salud.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), "uno de los ejemplos más exitosos de la cooperación cubana con el Tercer Mundo es el Programa Integral de Salud para América Central, el Caribe y África."16

Con el triunfo de la Revolución Bolivariana de Venezuela se abre otra esperanza en nuestro continente, y ante el deseo de un presidente elegido por el pueblo y que para su pueblo quiere lo que nunca tuvo. Para un país sumido en la miseria de su población durante años, el deslave ocurrido en diciembre de 1999 en Vargas fue algo terrible, nuevamente por los caprichos de la naturaleza miles de personas fueron afectadas o desplazadas, barrios enteros fueron sepultados por el lodo y los escombros, y nuevamente la máxima dirección de la Revolución Cubana, convencida de que estaba en el camino correcto y en el deber de ofrecer nuestra solidaridad, envía el primer grupo de médicos y técnicos en función de ayuda humanitaria, quienes como es habitual en el personal cubano desempeñaron su misión con la disciplina, dedicación y ética que exige el ejercicio de la profesión, ganando la admiración y el respeto del pueblo y el gobierno venezolano, factor decisivo para la futura misión.

El desempeño de los profesionales cubanos hizo posible la solicitud oficial por parte del gobierno del hermano país para que los servicios médicos cubanos pudiesen llegar a todas las poblaciones que nunca antes contaron con médicos que atendieran sus necesidades, surgen así los programas "Barrio Adentro".

Posteriormente, en el marco de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), Cuba y Venezuela decidieron lanzar en julio de 2004 una amplia campaña humanitaria continental con el nombre de Operación Milagro, consistente en operar gratuitamente a latinoamericanos pobres víctimas de cataratas y otras enfermedades oculares, pero que se encuentran en la imposibilidad de financiar una operación que cuesta entre 5 000 y 10 000 dólares.17 Esta misión humanitaria llena de amor, que ha devuelto la visión y también la esperanza a millones de personas, se ha extendido a otras latitudes (África, Asia). La Operación Milagro dispone de 49 centros oftalmológicos en 15 países de América Central y el Caribe, para el 2011, las estadísticas hablaban de más de dos millones de personas de 35 países que habían recobrado la visión.18

El compromiso social de nuestros médicos ha estado presente también ante otras situaciones, tal es el caso de los médicos que dieron su paso al frente y que hoy son miembros de la Brigada Henry Reeve creada a raíz de los desastres provocados por el huracán Katrina en la zona de Nueva Orleans, Estados Unidos, pero que el soberbio gobierno no fue capaz de valorar y aceptar a pesar de la necesidad de su pueblo y la disposición y dignidad con que fue ofrecida.

Otras muestras de esa solidaridad humanitaria son la ayuda a México durante las fuertes inundaciones en la zona de Tabasco,al pueblo indonesio durante el tsunami y al paquistaní, afectado por el terremoto que barrió poblaciones enteras en el 2007. Con respecto a esa ayuda expresaba el mayor de las Fuerzas Armadas paquistaníes, Ayaz Hussein, que allí "los doctores (del Contingente Henry Reeve) cooperan mucho con nosotros, se preocupan por los pacientes, y estamos muy agradecidos por ello", "Estamos seguros _ agregó _ de que la población aprecia su esfuerzo: aun con la barrera del idiom ,brindan psicoterapia, y la gente prefiere acudir a los médicos cubanos", y también subrayó que las mujeres (paquistaníes) se sienten muy confortables con las doctoras cubanas, "porque inicialmente teníamos falta de personal femenino.
Debido a las creencias religiosas, a las mujeres de aquí les resulta muy difícil explicar sus problemas a los médicos hombres". "Ahora las doctoras cubanas las atienden y por eso estamos muy agradecidos a su país y en especial a su Presidente"20

Actualmente estamos dando respuesta a la solidaridad a la que estamos llamados a través del programa "Más Médicos", una solicitud del gobierno brasileño para asistir a las comunidades más pobres de ese país con la prestación de servicios de calidad y la ética en el ejercicio de la profesión. La demanda de médicos en el interior del país es gigantesca, porque hay lugares donde [los pacientes] hablan de rodillas en el piso, agradeciendo a Dios. Dan besos, por el envío de médicos cubanos "…Él es un gran médico, a pesar de ser extranjero. En 69 años nunca vi un médico tan bueno...", expresó una paciente ante tanta dedicación.19- 20

No queremos terminar sin nombrar otro ejemplo de la solidaridad cubana: la formación médica, donde miles de jóvenes de todas las latitudes han recibido educación en nuestra patria o en universidades de sus países, donde cientos de médicos y profesores han cumplido o cumplen dignamente su sagrado deber con la humanidad. Nos enorgullece saber que esos ejércitos de batas blancas que ingresan cada año a las filas de los que cuidan la salud de nuestros pueblos y de más de 70 pueblos de todos los continentes, no tuvieron que pagar un solo centavo para recibir una formación científica y humanista de alta calidad.


 

CONCLUSIONES

Para los profesionales de la salud cubanos, el internacionalismo constituye una experiencia muy hermosa que contribuye a enriquecer el ejercicio profesional, a ser mejores médicos, más humanos y más revolucionarios. La colaboración internacional de una manera especial se sustenta en los principios de la Salud Pública cubana, que se basa en la unión de la asistencia, la docencia y la investigación, la gratuidad de los servicios, el acceso universal y el internacionalismo proletario. Las páginas de amor y emoción inolvidables de la colaboración cubana en el mundo en materia de salud, son interminables y continuarán, porque Cuba mantiene abiertas las puertas de sus universidades para Cuba y el mundo, para la formación de profesionales, técnicos, de hombres y mujeres capaces de dar lo mejor y de poner sus conocimientos en función de la sociedad. Cuba mantiene abierto su corazón, porque un mundo mejor es posible.

 

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Datos para correspondencia

Claudia Cabrera Morales. Estudiante de tercer año de Medicina. Alumno ayudante de Hematología. Facultad de Ciencias Médicas ¨Ernesto Che Guevara de la Serna¨ Universidad de Ciencias Médicas. Pinar del Río.

Correo electrónico:claudia.cabrera.21193@fcm.pri.sld.cu

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