Artículo de actualidad en las ciencias sociales y humanidades
Acercamiento a la familia Maceo-Grajales desde la óptica martiana
Approach to Maceo-Grajales family from the perspective of Jose Marti ideas
Adriana Arias Tornés1, Lilian Lorena Chaveco Bello2, Michel Torres Leyva2*, Lianay Suárez Sotomayor3, Nora Helena Martínez-Malo Gutiérrez4
1Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Facultad de Estomatología. Santiago de Cuba. Cuba.
2Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Facultad de Medicina No. 1. Santiago de Cuba. Cuba.
3Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Facultad de Medicina No. 2. Santiago de Cuba. Cuba.
4Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río. Facultad de Ciencias Médicas "Dr. Ernesto Che Guevara de la Serna". Pinar del Río. Cuba.
*Autor para la correspondencia: michel.leyva@sierra.scu.sld.cu
Recibido: 28 de agosto de 2018
Aceptado: 20 de diciembre de 2018
Publicado: 01 de enero de 2019
RESUMEN
Introducción: la familia Maceo-Grajales es reconocida en la historia nacional por su consagración a la lucha por la independencia de Cuba y por protagonizar importantes episodios de patriotismo, humanismo, disciplina y moral.
Objetivo: describir la familia MaceoGrajales desde la óptica martiana.
Método: se realizó una investigación histórica sustentada en el método materialista-dialéctico. Dentro del nivel teórico se emplearon métodos como el de análisis-síntesis, inducción-deducción e histórico-lógico. En el nivel empírico se realizó el análisis documental de 16 artículos bibliográficos procedentes de diferentes bases de datos, en el período de diciembre de 2017 a febrero de 2018.
Conclusiones: desde la óptica del Apóstol, la elevada intransigencia revolucionaria, el patriotismo y la valentía inculcada en el seno familiar de los Maceo, permitió formar libertadores capaces de sacrificar su vida para lograr una Cuba libre.
DeCS: HISTORIA; CUBA; HUMANISMO; ÉTICA.
ABSTRACT
Introduction:Maceo-Grajales family is recognized in national history for their dedication to the struggle for the independence of Cuba and for the lead role in important episodes of patriotism, humanism, discipline and morality.
Objective:to describe Maceo-Grajales family from the perspective of Jose Marti ideas.
Method:a historical research based on the materialist-dialectical method was carried out. Analysis-synthesis, induction-deduction and historical-logical theoretical methods were used. At the empirical level, a documentary analysis of 16 bibliographic articles from different databases was carried out from December 2017 to February 2018.
Conclusions:from the perspective of the Apostle, the high revolutionary intransigence, patriotism and courage inculcated in Maceo family, allowed to bring about capable liberators of sacrificing their lives to achieve a free Cuba.
DeCS:HISTORY; CUBA; HUMANISM; ETHICS.
INTRODUCCIÓN
Del padre y de la madre les vino la laboriosidad, el amor a la verdad y a la Patria. De león y de leona vinieron los Maceo, dijo con razón José Martí cuando supo la historia de esta familia, que forjó héroes, que crió hombres no para la vida monótona del hogar cotidiano, sino para las grandes empresas de la emancipación nacional(1).
La excelente complexión física de los Maceo, esculpida desde sus años más tempranos, los capacitaban óptimamente para el trabajo y para la guerra. María Julia de Lara, médico cercano a la familia, declaró que: "La familia Maceo se caracterizó por una constitución física de excepción"(1).
La familia poseía varias propiedades rurales, en las zonas de Morón, Majaguabo y algunas urbanas en la ciudad de Santiago de Cuba(2), por lo que contaban con cierta solvencia económica. A presar de su situación financiera los hijos no pudieron asistir a los mejores centros educacionales producto del racismo propio de su época. Sin embargo, el niño Antonio Maceo Grajales asistió, en la década de 1850-1860, a una pequeña escuelita pública en la zona de El Cristo, cercana a Morón. Su maestro se llamaba Francisco Fernández Rizo, amigo de la familia Maceo quien fuera padrino de uno de las hermanas de su pupilo: la niña María Dolores(3), además de ser tío de María Cabrales, quien fuera la esposa del joven Maceo, años más tarde(4).
En su formación aparte de la influencia de su profesor jugó un rol fundamental la de su padrino Asencio, sobre todo por la posibilidad de que le hubiera trasmitido la ética masónica, aunque sin llegar a integrarlo a taller alguno(1). Más importante aún fue la influencia familiar, la que deriva del ejemplo de un padre trabajador y de una madre consagrada a levantar una numerosa descendencia que fuera digna representante de la familia cubana(5).
Su propio nombre, Antonio de la Caridad, sugiere la posibilidad de que, al ser la virgen de El Cobre la patrona de uno de estos cabildos, se escogiera el nombre de Caridad para el primogénito de Marcos como una forma de venerarla. De igual manera, la existencia en el propio barrio de la cárcel de cimarrones y las zonas más humildes del área citadina, fueron quizás los últimos ingredientes necesarios para que la familia Maceo-Grajales fuera tierra fértil para qué sus miembros asumieran de manera titánica la responsabilidad de libertara su país(5).
En el hogar de los Maceo se estimulaba la lectura de las biografías de Bolívar y Toussaint Louverture, y las obras de Alejandro Dumas y Lamartine(6). Hecho que sin duda alguna también permitió la expansión cultural, patriótica y política de sus oyentes y que contribuiría a la conformación de una familia de líderes(7).
La familia Maceo-Grajales es reconocida en la historia nacional por su consagración a la lucha por la independencia de Cuba y por protagonizar importantes episodios de patriotismo, humanismo, disciplina y moral.
Por ello se realizó la presente investigación con el objetivo de describir la familia MaceoGrajales desde la óptica martiana. El estudio estuvo sustentado en el método materialista-dialéctico por su capacidad de integrar los resultados de los métodos teóricos y empíricos. Dentro del nivel teórico se emplearon métodos como el análisis-síntesis, inducción-deducción e histórico-lógico. En el nivel empírico se realizó el análisis documental de 21 artículos bibliográficos procedentes de diferentes bases de datos, en el periodo de diciembre de 2017 a febrero de 2018.
DESARROLLO
Desde 1882 se establece una relación entre Martí y Maceo y, así sería, hasta mayo de 1895. En 1882, el 20 de julio, desde Nueva York, Martí escribía la primera carta a Maceo. El General se encontraba en Omoa, Honduras, cuando recibía, con cuatro meses de atraso, la carta que le escribía el Apóstol y que, su portador, Flor Crombet, entregaba. Emocionado, Maceo leyó la carta del que venía trabajando por la Patria, con amor y entrega total(8):
"No conozco yo General Maceo, soldado más bravo ni cubano más tenaz que Ud. ni comprendería yo que se tratase de hacer como ahora trato y tratan tantos otros obra alguna seria en las cosas de Cuba, en que no figurase Ud. de la especial y prominente manera a que le dan derecho sus merecimientos". "Estimo sus extraordinarias condiciones, y adivino en Ud. un hombre capaz de conquistar una gloria verdaderamente durable, grandiosa y sólida... Más yo no estimo legal ni poderosa, por mucho que las soliciten y apoyen, manifestación alguna revolucionaria, que no lleve el asentimiento, y vaya aconsejada y dirigida, de los hombres valerosos y buenos que han adquirido este especial derecho con sus méritos". "Tal vez por mi odio a la publicidad inútil, ignore Ud. quien escribe esta carta. Flor Crombet se lo dirá. Y yo le digo que se la escribe un hombre que sabe cuánto Ud. vale, y lo tiene en tanto. Con impaciencia espera su respuesta, y queda afectuosamente a sus órdenes, su amigo y servidor, José Martí"
Martí reconocía en Maceo a una de las principales figuras para la preparación de la Guerra Necesaria. Señalaba los errores antes cometidos y exaltaba la figura de uno de los grandes de la Patria; así comenzaba una amistad extraordinaria entre dos líderes revolucionarios.
La respuesta de Antonio, llena de patriotismo, le reafirmó a Martí que en nada habían disminuido los reveses sufridos el temple del combatiente.
"Mi espada y mi aliento están al servicio de Cuba" e insiste en la "unidad política y moral", le proponía a Gómez como Jefe de la Insurrección, con estas palabras: "Cuando este hombre no esté dispuesto a seguir con nosotros, yo tomaré la dirección que mis compañeros de armas me confíen; pero siempre dispuesto a conceder el puesto al que con mejores condiciones que yo, pueda hacer la felicidad de Cuba"(8).
Como es natural, Maceo estaba más vinculado a Gómez ya que este fue su jefe y maestro en la Guerra de los Diez Años. En agosto de 1884 Gómez y Maceo desembarcan en Nueva Orleans, con sus familias; se reúnen con los grupos revolucionarios y Martí se destacaba por su encendido entusiasmo. Martí debía ir a México en una misión, subordinado a Maceo y, hablando de la misma con gran entusiasmo, Gómez lo interrumpe y en tono áspero le dice: "Vea Martí, limítese Ud. a lo que digan las instrucciones, y lo demás el General Maceo hará lo que deba hacerse"(9).
Maceo comprendió que Martí se retiraba disgustado con ellos. Dos días después Martí le escribía a Gómez la famosa carta en que le dice: "Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento"(10).
En 1890, el 10 de octubre, Martí pronuncia un encendido discurso en el Hardman Hall de Nueva York, donde plantea los problemas de la Guerra de los Diez Años y la Guerra Chiquita y las causas de los fracasos, entre ellas, el caudillismo; llegaban sus versiones a Maceo, pero el mismo no se dio por aludido y no hace referencia en sus cartas con patriotas. Serafín Sánchez logra resolver la situación; escribe la carta a Martí que daba lugar a la reunión de Generales y Jefes de la Guerra Grande, el 14 de julio de 1892, afirman su fe en el Partido Revolucionario Cubano y se designa al General Gómez, como General del Ejército Libertador(11).
El 25 de mayo de 1893, Martí escribía a Maceo desde New York, le anunciaba estaría en Puerto Limón del 15 al 30 de junio, rumbo a él. Comenzaba su carta así(11):
"No empiece por extrañar la letra ajena, porque mi compañero de trabajo es su amigo de Ud., Gonzalo de Quesada, Secretario hoy de nuestras labores y esperanzas a ver si volvemos con la ayuda del país a rematar lo que Ud. comenzó con su valor incomparable: le pide otra vez la patria, como va Ud. viendo, toda su bravura"
Y continúa su carta reconociendo lo que Maceo había realizado en la Guerra de los Diez Años(11):
"Ardo en deseos de verlo. Ya le escribí de Nueva Orleáns, a Ud. y a Flor. Ya sé que Ud. me conoce el alma bien, y que sólo espera de ella lealtad y cariño. Con igual tesón vigilo por nuestra Patria... Precisamente tengo ahora ante los ojos "La protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia. Ud. sabrá algún día para lo que vive este amigo de Ud."
Con su verbo elocuente y visor del futuro, José Martí, no se equivocó en nombrar este hecho transcendental como lo más glorioso de nuestra historia. Destacando laheroica actitud asumida por Maceo y la tropa bajo su mando ante el vergonzoso acto protagonizado por quienes se abrogaron el derecho inconsulto de deponer las armas(11).
En una parte de la carta se refiere a María Cabrales, la esposa de Antonio(11):
"A mi amiga María, la más prudente y celosa guardiana que pudo dar a Ud. su buena fortuna, dígamela otra vez todo mi respeto y cariño. Ahora volveré a ver a una de las mujeres que más han conmovido mi corazón: a la madre de Ud.". La despedida de su carta era reconociendo a aquel grande de la Patria: "Espéreme con los brazos abiertos, que ya yo sé por mi cuenta que lo único que pudiera faltar a Ud. es la ocasión, que ahora se renueva, de mostrarse grande. A sus hermanos, y a los míos, todos cuantos cubanos viven por ahí, saluda cariñosamente en Ud. hasta el día de mi callada visita, su amigo José Martí".
En Patria, el 6 de octubre de 1893, se publicaba un artículo titulado "Antonio Maceo". En el mismo Martí escribe(12):
"De la madre, más que del padre, viene el hijo, y es gran desdicha deber el cuerpo a gente floja o nula, a quien no se puede deber el alma, pero Maceo fue feliz, porque vino de león y de leona"
Continúa el artículo detallando a la familia Maceo Grajales, con la madre querida, con "la leona", como relató en su bello escrito(12):
"Ya está yéndosele la madre, cayéndosele está ya la viejecita gloriosa en el indiferente rincón extranjero, y todavía tiene manos de niña para acariciar a quien le habla de la Patria. Ya se le van los ojos por el mundo, como buscando otro y todavía le centellean, como cuando venía el español, al oír contar un lance bueno de sus hijos. Levanta la cabeza arrugada, con un pañuelo que parece corona. Y no se sabe por qué, pero se le besa la mano"
"A la cabecera de su nieto enfermo... habla la anciana ardiente de las peleas de sus hijos... Acurrucada en un agujero de la tierra pasó horas mortales, mientras que a su alrededor se cruzaban por el lomo sables y machetes. Vio erguirse a su hijo sangrando del cuerpo entero, y con diez hombres desbandar a doscientos. Y a los que en nombre de Cuba la van a ver les sirve con las manos y los acompaña hasta la puerta"
Es evidente que en los textos anteriores referentes a Mariana, se destaca que fue una mujer extraordinaria y de temple, no solo porque gestara héroes, sino también porque los educó a todos para que tomaran la senda que condujera a la consecución de la libertad de Cuba, a la par de establecer, desde el hogar, un ejemplo excepcional de conducta humana en un medio totalmente hostil. Su ejemplo ha devenido símbolo de la mujer cubana y es considerada madre de todos los cubanos(12).
Sobre María, la esposa de Antonio Maceo, Martí escribía, en el mismo artículo(12):
"María, la mujer nobilísima dama, ni en la muerte vería espantos, porque le vio ya la sombra muchas veces, sino en un corazón de hijo de Cuba, que ésa si es noche fiera, donde apagase el anhelo de la independencia patria... De ella fue el grito aquél: ¿Y si ahora no va a haber mujeres, quien cuidará de los heridos?... Que su esposo vea otra sangre en la pelea, y no de la suya... fáciles son los héroes con tales mujeres"
Es en este artículo donde Martí plantea(12): "... está delante el campamento, y los caballos galopando y se ven claros los caminos. Es júbilo de novio. Y hay que poner asunto en lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo"
Martí escribía aquel artículo conociendo la personalidad extraordinaria de Antonio Maceo, de su vigor de pensamiento y brazo, del "guerrero que no durmió en toda la noche buscándole caminos a la Patria"(13).
En Patria, se encuentra otro artículo dedicado a Mariana, con motivo de su muerte en Jamaica el 27 de noviembre de 1893. El artículo se publicaba el 12 de diciembre de ese año. En ese artículo aparece el sentimiento y pensamiento de Martí hacia la familia Maceo Grajales; por lo que se reproduce íntegramente(13):
"Con su pañuelo de anciana a la cabeza, con los ojos de madre amorosa para el cubano desconocido, con fuego inextinguible, en la mirada y en rostro todo, cuando se hablaba de las glorias de ayer, y de las esperanzas de hoy, vio Patria hace poco tiempo a la mujer de ochenta y cinco años que su pueblo entero, de ricos y de pobres, de arrogantes y de humildes, de hijos de amo y de hijos de siervo, ha seguido a la tumba, a la tumba en tierra extraña. Murió en Jamaica el 27 de noviembre Mariana Maceo". Los cubanos todos, dice una carta a Patria, acudieron al entierro, porque no hay corazón de Cuba que deje de sentir todo lo que debe a esa vieja querida, a esa viejita que le acariciaba a Ud. las manos con tanta ternura. La mente se le iba ya del mucho vivir, pero de vez en cuando se iluminaba aquel rostro enérgico, como si diera en él un rayo de sol; no era así antes, cuando nos veía como olvidados de Cuba: recuerdo que cuando se hablaba de la guerra en los tiempos en que parecía que ya no la volveríamos a hacer, se levantaba bruscamente y se iba a pensar, sola; y ella, tan buena, nos miraba como con rencor. Muchas veces, si me hubiera olvidado de mi deber de hombre, habría vuelto a él con el ejemplo de aquella mujer. Su marido y dos hijos murieron peleando por Cuba, y todos sabemos que de los pechos de ella bebieron Antonio y José Maceo las cualidades que los colocaron a la vanguardia de los defensores de nuestras libertades". "Por compasión a las almas de poca virtud, que se enojan y padecen del mérito que no son capaces, y por el decoro de la grandeza más bella, en el silencio, sujetaremos aquí el elogio de la admirable mujer, hasta que el corazón, turbado hoy en la servidumbre pueda, en la Patria que ella no vio libre, dar con el relato de su vida, una página nueva a la epopeya. ¿Su marido, cuando caía por el honor de Cuba no la tuvo al lado? ¿No estuvo ella de pie, en la guerra entera, rodeada de sus hijos? ¿No animaba a sus compatriotas a pelear, y luego, cubanos y españoles, curaba a los heridos? ¿No fue, sangrándoles los pies, por aquellas veredas, detrás de la camilla de su hijo moribundo, hecha de ramas de árbol? Y si alguno temblaba cuando venirle al frente el enemigo de su país, veía a la madre con su pañuelo a la cabeza. Y se le acababa el temblor. ¿No vio a su hijo levantarse de la camilla adonde perecía de cinco heridas, y con una mano sobre las entrañas deshechas y la otra en la victoria, echar monte abajo, con su escolta de agonía a sus doscientos perseguidores? Y amaba con los mejores de su vida, los tiempos de hambre de sed, en que cada hombre que llegaba a su puerta de yaguas, podía traerle la noticia de la muerte de uno de sus hijos.
Este artículo va hasta los minúsculos detalles de esta valerosa mujer. Resalta de ella, la fortaleza con la que impulso a toda la familia por el amor a su Patria.
El 6 de enero de 1894 se publicaba en Patria, New York, otro artículo dedicado a esa extraordinaria mujer de temple patriótico, que igual que el anterior recoge el sentimiento y el pensamiento del maestro sobre los Maceo Grajales(9):
"¿Qué, sino la unidad del alma cubana hecha en la guerra, explica la ternura unánime y respetuosa, y los acentos de indudable emoción y gratitud, con que, cuantos tienen pluma y corazón han dado cuenta de la muerte de Mariana Grajales, la madre de nuestros Maceo? ¿Qué había en esa humilde mujer, qué cantidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en una sencilla vida, que cuando se escribe de ella es caso de la raíz del alma, con suavidad de hijo, y cómo de entrañable afecto? Así queda en la Historia, sonriendo al acabar la vida, rodeada delos varones que pelearon por su país, criando a sus nietos para que pelearan" "¡O mejor será pintarla como la recuerda, en un día muy triste de la guerra, un hombre que estuvo en ella diez años, y es sagaz y leal, y tiene fe en ella!: ¿que todo ha de ser descuajo y gente nula y destructiva? Fue un día que traían a Antonio Maceo herido; le habían pasado de un balazo el pecho; lo traían en andas, sin mirada, y con el color de la muerte. Las mujeres todas, que eran muchas, se echaron a llorar, una contra la pared, otra de rodilla junto al moribundo, otra en un rincón, hundido el rostro en los brazos, Y la madre, con el pañuelo en la cabeza, como quien espanta pollos echaba del bohío a aquella gente llorona: ¡Fuera, fuera faldas de aquí! ¡No aguanto lágrimas! ¡Traigan a Brioso! Y a Marcos, el hijo que era un rapaz aún, se lo encontró en una de las vueltas: ¡Y tú, empínate, porque ya es hora de que te vayas al campamento!"
En este, sin embargo, se demuestra su intransigencia revolucionaria, la firmeza y el aliento a luchar por la independencia que da a todos los patriotas que se encuentran a su alrededor, volviéndose más enérgico el grito a la lucha a su hijo menor.
El 8 de enero de 1894 escribía de nuevo a Maceo, su amigo, su hermano en la lucha por lograr el reinicio de la Guerra Necesaria, por la libertad de la Patria, informándole cómo marchaban los preparativos en el país, así como desviar al gobierno y le agregaba(14):
"... a poner a Ud. por el primer correo una carta en que le fuese todo lo que de fe y esperanza en Ud. y cariño por Ud. hay en este corazón que es suyo, y del que no necesita Ud. floreos, ni lisonja".
Martí le cuenta a Maceo el conflicto del Cayo, en que 400 cubanos quedaban sin empleo al introducir españoles por una de las fábricas, aunque la mayoría eran de norteamericanos y les convenía tenerlos divididos. Y de nuevo iba el reconocimiento a las virtudes de Maceo, lo que había hecho por su Patria y lo que él estaba haciendo con ellos(14).
"...y es que Ud. por orgullo y cariño, que ojalá entienda Ud. tan grande como son, digo yo naturalmente todo lo que preciso y quisiera decirle todo día por día, porque sin compararme con Ud. en el valor, me siento uno con Ud. en la capacidad de morir con el país, y de servirlo con sinceridad y mejorarlo desde las raíces y de suprimirme y sufrirlo todo por su servicio siento en Ud. un alma hermana. No me diga lisonjero, ni que le digo esto por necesitar ahora de Ud. para llevar adelante como gloria mía esto que he desenvuelto de manera que sea la obra de todos y no pueda ser sin todos. Dígame que lo he conocido que vemos el porvenir con los mismos ojos, y hágame sentir desde allá el calor de sus brazos"
Martí le informaba de la situación de la Isla, que el gobierno había comenzado a caer sobre la revolución, por lo que era necesario tomar medidas para llevar a cabo el empuje por tres lugares al mismo tiempo. Envió a Gómez, con fecha 12 de diciembre nuevas órdenes militares, fijando para fines de febrero la época de la acción.
Martí le plantea en esa(14): hombres como Ud. y como yo ni deseo explotar la gloria ajena para la fama propia. Esta prisa es agonía de trabajo... Ud. ve la agonía; yo aquí, para Gómez y Roloff tengo las dos vías preparadas: Ud. allá puede tener la suya: este mes y medio lo emplearemos en Cuba cundiendo la noticia prudentemente y unificando, antes de que el Gobierno, y de modo de que el Gobierno no pueda caer sobre los nuestros: ¿Qué más necesitamos con oportunidad como ésta y con alma como la de Ud.?"
Y se despedía de Maceo, como siempre(14): "A María, mi más tierna amistad. De Ud., yo que no abuso de palabras - hermano. Escríbame enseguida, su Martí"
En estas cartas se observa la comunicación que existía entre Martí y Maceo y se exponen las vías de preparación trazadas por Martí y también el cariño con que se refiere a María Cabrales.
En ese año 1894, Martí mantenía su correspondencia habitual con Maceo, en los preparativos e inicio de la Guerra Necesaria, así el 24 de marzo de 1894, desde Nueva York, se dirigía al General(14):
"Mi amigo muy querido: - le ofrecía su seguridad que a él le tocaría tan señalada parte de la situación que se gestaba... ¡Los espero de Ud. ¡Lo que yo deseo para Ud.! de eso callo, por el miedo de siempre de que le parezca el cariño interesado".
Y al final, el cariño de él, para Maceo y María, después de informarles las noticias buenas que Gómez le había transmitido sobre Oriente y cierra su carta(14):
"... y a María, cuya bondad me ha enajenado, por esta vida mía, que no me deja escribir, y mi sinceridad, que cree siempre innecesario decir lo que se tiene de veras en el corazón... y les pedirá cuando aún estemos más cerca que hoy de la realidad, ya por fortuna tan cercana... adiós, No se entibie en Ud. el recuerdo de su amigo, José Martí"
El 20 de abril de 1894, desde Nueva York, Martí respondía a Maceo una carta brava y ansiosa y, a través del vapor de Costa Rica le hacía llegar su pensamiento y sentimientos hacia él y su familia(14):
"... Jamás, mientras yo tenga mano en nuestras cosas, se pasaría sobre Ud. ni por esos compañeros que amo como Ud. mismo los puede amar- ni por una sola de nuestras virtudes se pasaría, por humilde que fuera. Descanse Ud. descansen todos. Nadie ha pretendido ni pretenderá jamás pasar sobre Ud. Ni por sus compañeros. Ud. Es imprescindible a Cuba. Ud. es para mí y lo digo a boca llena y a pluma continua uno de los hombres más enteros y pujantes, más lúcidos y útiles, de Cuba. Ni reconozco, ni permito y no se lo he de permitir más enemigo de Ud. que el que quisiera oponerse Ud. mismo. Y Ud. es demasiado grande, Maceo. Y yo que en hora necesaria dije a Ud. mismo la verdad que sentía, y a nuestra patria le era entonces útil, yo le digo que siento por Ud. cariño entrañable, íntimo; como si hubiera- créamelo o no nacido en su misma cuna; que lo defendería y mantendría en caso necesario, con más brío que a mí mismo, que aborrezco , persigo y ahogo toda injusticia o intriga; que tendría acaso mi día más feliz, cuando en Oriente, único suelo digno de nosotros, cuando en suelo cubano pueda Ud. decir, ante los hombres que no se han de desmontar: Un hermano este. ¿No me quiere como hermano María? ¿No me acarició su madre como a hijo? ¿No me ha llamado públicamente su hijo?... Escribo con mi sangre y muero, Descanse que jamás mientras tenga yo mano, se prescindirá de Ud.... El 16 de diciembre dicto órdenes sobre Febrero... Ud- tenga su gente presente... En respuesta a mí espero sus detalles, sobre lugar y gente... Y esta y otra vez, la seguridad de que acaso Ud. mismo no se quiera tan bien como lo quiere su José Martí"
El 4 de mayo de 1894, Martí escribe a Maceo, recomendándole el cuidado del joven revolucionario Enrique Loynaz del Castillo y le decía, además(14):
"En Loynaz hallará Ud. un leal y ardiente amigo de Cuba y de Ud. Cuídemelo. Favorézcamelo con sus consejos... Le dice adiós alegre, y pronto verá por qué, su muy cariñoso José Martí".
Desde Puntarenas, el 18 de junio de 1894, Martí escribió a Maceo(14):
"Mi muy querido amigo"; se quejaba de que no llegara como decía su telegrama a José, pero tenía que "seguir mares"; le señalaba que había visto "... los mensajeros de la colonia y a Flor, de quienes me separé sin una sola duda ni lastimadura". Le informaba que había tenido una larga conversación con José "... con todo lo general que era de justicia decirle, aunque sin detalles en lo local, que ya le dije que quedaban enteramente en manos de Ud.". Y continuaba su carta: "Flor me deja una impresión muy grata... Uds. Irán brazo con brazo. Nada tendrá Ud. por fortuna que embarace su camino. Lo bello de estas cosas es que llegamos adonde estamos sin una sola reserva, dobles ni ocultación. Lo pequeño a la hora grande se funde en lo grande. Yo a Flor le expliqué el plan general de lo que se ha de hacer aquí, diciéndole que a Ud. quedaba, la dirección total y absoluta de lo que hubiera de hacerse aquí y yo me llevaba todas las demás responsabilidades..." "Imagínese cómo podré olvidarlo olvidar a María que ha de pasear todos los días de mañanita... y de Panamá vuelvo a escribirle a Ud. Quiera mucho a su José Martí"
El 22 de junio de ese mismo año 1894, Martí le escribía nuevamente, desde Panamá. En dicha carta le manifiesta algunas indicaciones de su amigo Flor sobre el viaje y compras en Panamá, que por las noticias y el entusiasmo confirman dos cosas: "... en la voluntad sorda y creciente del país y en la oportunidad. Sólo nosotros podríamos vencer"(14).
Y culmina Martí su carta, con el afecto para él y la familia(14):
"A María no la hemos podido olvidar y ella acaso no nos paga tan bien como debiera, saliendo todas las mañanas a la luz del sol. Yo me voy lleno de una serena confianza y como de fuerza mayor. No olvide que tiene compañero y escudo en su José Martí"
Desde Kingston, Jamaica, escribe Martí a Maceo, como siempre, con su forma afectuosa(14):
"Mi amigo muy querido". Le comenta que desde su llegada a Nueva York estaba seguro de llevar a cabo el"...plan rápido e inesperado de nuestra caída total y simultánea... de todos a la vez con barcos no escandalosos y seguros"
Asimismo, le informaba sobre los preparativos en muchas partes de Cuba y fundamentalmente en Oriente y se quejaba de poder estar al habla continuamente, le escribe que(14):
"... en cuanto esté en su mano no le permitirá a la fortuna ni atentados, ni abandonos, ni desdeños contra Ud. que el que todos a la vez corramos y si no, no este hombre que fía en Ud., que lo tiene muy cubano de irregular pujanza y de toda especie de grandeza, y que lo quiere. Que María no me olvide. ¡Cuánto hemos hablado Pancho y yo en Jamaica de Ud.! ... He tenido a Marcos cerca... Póngase a fe a todo, ya ve a lo que va y a todo lo que podemos ir sin estorbo, su amigo hondo y cuidadoso José Martí"
En Nueva York, el 7 de julio de 1894, le escribe de nuevo a Maceo y su comienzo(14):
"Mi amigo muy querido": "... La embarcación llenará sus deseos, si no el número exacto, porque eso, en la realidad de la construcción, es caso excepcionalísimo, y rara vez verdadero, pero nadie irá por seguro, ni irá nadie más seguro que Ud. Yo me llamo conciencia"
Respondía así la anterior de Maceo y le informa sobre la preparación en Cuba con(14):
"… buenas noticias de Oriente, de La Habana y vuelta abajo". Asimismo le habla de Gómez, de la rapidez con que debe responderle sus cartas, que estará pronto de vuelta. Y al final, el amigo cariñoso con él y su esposa: "¿Y la salud de su meritísima María? ¿Y su viaje a Nicoya de que espero noticias? Yo ya sigo escribiendo a su gente, porque es bueno enseñar el corazón. Note que estaba escrito este papel no son ceremonias lo que Ud. quiere de mí, sino el alma buena, activa y amiga, que ha leído en mis ojos hasta el sábado, Su José Martí"
Desde Nueva York, el 29 de septiembre de 1894, Martí escribe a Maceo y le explicaba que(14):
"...La situación a punto de madurez... Todo está dispuesto y eslabonado y del modo preciso y simultáneo que Ud. conoce... en tanto de Cuba atienden el detalle y yo estoy aquí, con y todas las riendas en la mano"
Le solicita, por carta que le enviara a Enrique Loynaz, que le pedían del Camagüey, y se despide como siempre, afectuosamente, hacia él y María(14):
"Aquí un abrazo: No me alcanzo en lo que en este instante tengo que hacer... ¿Verdad que quiere más, por lo que anda y por lo que vigila, y por lo que mira por Ud., a su amigo y al de María? José Martí"
Desde Nueva York, el 13 de octubre de 1894 envía Martí carta a Maceo y le explicaba(14):
"Amigo muy querido: llego de la Florida de ajustar de nuevo la acción que por allá se ha de atender, y de recibir de gentes, mayores las pruebas del adelanto de activísimo de todas las labores en Occidente, y la garantía de la entrada de los elementos reacios... en los últimos trabajos... ansío creer, pero vigilo; y así en todo: no sacrifico nada, ni arriesgo nada; ni en esto de ahora echo nada a andar hasta que no esté en mi mano la clave última que es lo que en estos instantes espero de Gómez... por cable reiteraré a Ud. el lunes medicina, en respuesta a su pregunta... Yo aquí tengo, en la mano, calladamente, todos los preparativos necesarios para el pensamiento total... en quince días amigo bueno, puedo desatarlo todo. Y nada desato, aunque tardemos días más o menos, sin la clave en su mano." "De Cuba, no puede imaginar. Del Camagüey, lo mejor y con todo empuje. De Oriente Ud. lo ve, Villas, al hombro. El occidente increíble de bueno, y con todos sus recursos adentro". "Perdone papel y ansia y letra. Ya conoce el espíritu que se mueve, mi prudencia, mi horror al sacrificio inútil, y lo que lo quiero; callo y supla lo demás. - ¡Ay¡, sólo un temor tengo que se nos adelante la Isla, o que fuera a desmayar, por criminal demora, una situación tan feliz, y ya allí tan extrema: No será, para eso también vive sin dormir su José Martí"
El 20 de octubre de ese propio año de 1894, desde Nueva York, le dirige carta nuevamente al General Maceo y le señalaba algunas dificultades, entre ellas(14):"Es hoy mi vida como el vórtice de toda nuestra tormenta... con tanta distancia y un espionaje más bajo y fino que nunca. Del Camagüey ha ido una intriga a Gómez... que aquello estaba sin preparar y le pedían demora... las apariencias todas acusando dobles, en estos momentos funestísimos"
En su carta, Martí le explica y solicita a la vez su ayuda, fuerzas para resistir y continuar preparando la lucha(14):
"Dependo de Gómez, para echarlo todo a la vez... Deme desde allá, de sus anchas espaldas, y de su corazón, fuerzas con que ir acumulando, entre tanta bajeza y escasez los últimos recursos, -para irlos empleando con prudencia y honor para irse salvando de tanto obstáculo y traición para esperar sin ira, y para que no se tenga que esperar por mí"
El 3 de noviembre de 1894, Martí escribe dos cartas, una a José Maceo y la otra a Antonio. En la dirigida a José, el Apóstol reconoce como hermano a todo el que está dispuesto a luchar por la independencia de Cuba, por lo tanto, hace acreedor de ese título a José Maceo. En esta carta destaca el cariño y admiración por este patriota. A Antonio le escribía una extensa carta, contándole las dificultades e intrigas que podían entorpecer el movimiento de preparación de la guerra e inicio de la lucha armada(14).
A fines de 1894, le escribe nuevamente al General Antonio y le dice(14):
"... el portador de la carta es Manuel Mantilla, que ha vivido siempre muy cerca de mí, y a quien su madre, viuda y pobre ha cedido sin pestañear para esta mortal comisión"
Mantilla iba para facilitar el plan para el viaje de Maceo y su personal y le escribía Martí(14):
"¿Y yo? o todo estalla a mi alrededor, o cuando Ud. esté leyendo esta carta, ya yo me le he adelantado en el camino. Y así le cumpliré lo que le dije: A nada le expondré a que no me exponga yo, ni yo gozaré de más seguridad de las que Ud. goce"
Y al despedirse, nuevamente reconoce los méritos del Maceo Héroe, Patriota, Valiente entre los Valientes(14):
"Adiós ahora; del exceso de trabajo, apenas veo las letras con que la escribo, y mi corazón está ya muy henchido para mostrárselo en palabras. Delante de mí, en instante en que acaso no se creía Ud. tan observado, ni tan digno de observación, se me mostró Ud. un día lleno del gozo infantil, y del denuedo invencible, de la pura virtud: Lo vi sereno, abnegado, magnífico; lo vi superior al mundo, injusto a veces, y capaz de triunfar de él con su juicio redondo y sagaz y su corazón disciplinado y desinteresado. Siempre estaremos de la misma parte en la pelea por levantar a los cubanos al decoro de la libertad. Adiós aún ame a su amigo José Martí"
El 23 de noviembre de ese año 1894, Martí utiliza su pluma y escribe una vez más a su entrañable amigo Antonio Maceo(14): "Al fin supe de Ud. Sé que por su noble herida me lo quieren más. ¿No me ha sentido en estos días cerca de Ud. al lado de su sillón?
Martí le respondía afectuosamente sobre la dilación que le planteaba Maceo en el inicio de la guerra y los problemas surgidos, las intrigas, traición y le señala(14):
"... Ni Ud. está más impaciente, ni sufre más que yo. No me contento con sufrir. Salgo sin miedo y con dicha hasta hoy, al paso de todas las intrigas. Cuanto haré y hago, déjemelo callar, adivínelo".
Culminaba su carta con el mismo calor humano, revolucionario, de amigo(14):
"... ¿A todos los que le han mostrado afecto a Ud. y ya por eso tienen derecho sobre mí? ¿Y esa nueva herida brava, que ha ido derecho al corazón cubano y viene a su hora? No diré palabras inútiles. Ninguna mano apretaría la suya con el calor de la mía... Téngalo todo, y a punto de servir, a lo cual ayuda el mismo desamparo y pobreza aparentes, y sepa bien que como Ud. anhela y así hace su José Martí.
Desde Nueva York, el 19 de enero de 1895, Martí escribe nuevamente a Maceo. En esta carta le relata lo relacionado con el fracaso de Fernandina(15).
Martí conocía bien a su hermano de luchas por la libertad de la Patria. Le ofrecía $ 2 000, para una expedición, con 25 o 30 personas(15):
"...después de haber asegurado el camino mayor de las emigraciones a que por todas partes se haga lo mismo. ¿No es esta la hora? ¿No es este su corazón?... ¿No es Ud. hombre capaz de verdadera grandeza? ¿Tibieza alguna, flojedad... vacilación..., nos aflojarán las manos, nos harán perder la falta de que las cabezas lleguen a tiempo? ... y el respeto grande que ya se ve que ganaremos por la magnitud que…"
Desde Montecristi, el 26 de febrero de 1895, escribe(15): "... la guerra a que estamos obligados, ha estallado en Cuba... el patriotismo de Ud. que vence a las balas, no se dejará vencer por nuestra pobreza"
Martí le señala que sólo tenía $ 2 000 y pedía $ 6 000 para realizar la expedición y que Flor podía realizarlo por los $ 2 000 y solicita que Flor la haga:
"Cuba está en guerra, General... Y como la ida de Uds. es indispensable, en una cáscara o en un leviatán y Ud. ya está embarcado, en cuanto le den la cáscara... dejemos a Flor la responsabilidad de atender ahí la expedición..."(15).
Y termina Martí su carta con gran sentimiento patriótico, pues conocía bien a su hermano Antonio Maceo(15):
"... ¿Qué de Ud. pudiera venirle el menor entorpecimiento? ¿De Ud. y Cuba en guerra? No me entraría ese veneno en el corazón... Ya sólo se necesita encabezar. No vamos a preguntar, sino a responder... La dirección puede ir en una uña. De aquí vamos como le decimos a Ud. que vaya. Y yo que no me tengo como más bravo que Ud., ni en el brío del corazón, ni en la magnanimidad y pendencia del carácter. Allá arréglense Uds, pues, y hasta Oriente. Cree conocerlo bien, su amigo José Martí"
De Maceo, Martí no podía esperar otra respuesta, llegaría en una cáscara de nuez o en un leviatán, o una uña; era el Titán de Bronce, el General de decenas y decenas de batallas.
En la manigua oriental, Martí escribe el 4 de mayo de 1895 a Maceo para encontrarse en un punto cercano al Ingenio La Mejorana, donde debían realizar la reunión los tres Grandes: Martí, Maceo y Gómez y en la carta señala al final(15): "Hasta mañana, pues, en lo que tendré gusto grande, su José Martí"
En camino las fuerzas de José Maceo con Gómez y Martí, encuentran las de Antonio que va de marcha, Martí en su Diario escribe(15):"... De pronto unos jinetes, Maceo con su caballo dorado, su traje de holanda gris ya tiene plata la silla, airosa y con estrellas. Salió a buscarnos porque tiene a su gente en marcha: al ingenio cercano, a La mejorana...". El 5 de mayo de 1895 se realiza la reunión de los Tres Patriotas, con el fin de organizar la dirección de la guerra y cómo llegar a su objetivo fundamental: Desarrollar la Guerra Necesaria para lograr la libertad de la Patria. En la misma se logra esa unidad Revolucionaria (…)
Martí escribía tres días después, desde Altagracia, Holguín, el 9 de mayo(15):
"... vamos a Masó venimos de Maceo ¡Qué entusiasta revista la de los 3 000 hombres de a pie y a caballo que tenía a las puertas de Santiago de Cuba! ¡Qué erguido en su hermoso caballo el valiente Rabí! ¡Qué lleno de triunfo y de esperanza Antonio Maceo... Los hubiera enternecido el arrebato del campamento de Maceo y el rostro resplandeciente con que me seguían de cuerpo en cuerpo los hijos de Santiago de Cuba..."
La última carta escrita por Martí a Antonio Maceo era fechada el 12 de mayo, desde la Jatía y entre otras cosas le señalaba(15):
"...El General está ahogado de catarro, y fía en que yo le escriba por los dos. A él también le preocupa la flojedad de las operaciones... Y la desocupación de tanta gente buena que ansía más guerra de la que hay. Súbase en los estribos, y haga arder los hombres a su vez. Se va el correo, y con él un abrazo. Y gracias por los sucesos que le adivino en estos días, de su amigo José Martí.
Martí sabía los éxitos que tendría Maceo, quien en su maravillosa táctica y estrategia triunfaría, debido a su genio e inteligencia. No se equivocaba de su querido amigo, de su hermano, como lo llamaba.
CONCLUSIONES
Desde la óptica del Apóstol, la elevada intransigencia revolucionaria, el patriotismo y la valentía inculcada en el seno familiar de los Maceo, permitió formar libertadores capaces de sacrificar su vida para lograr una Cuba libre.
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14. Martí J. Obras Completas. Patronato del Libro Popular. Tomo XVIII. Habana: Editorial Tierra Nueva; 1961. p. 17-224.
15. Franco JL. Antonio Maceo: Apuntes para una Historia de su Vida. Tomo II. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales; 1979. p. 113-119.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
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