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Impacto social de la leptospirosis humana: un enfoque desde la Ciencia y la Tecnología

Social impact of human leptospirosis: an approach from Science and Technology

Humbelina Díaz Alfonso1
1Especialista de Primer y Segundo Grado en Medicina Interna. Profesora Auxiliar. Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente "Dr. León Cuervo Rubio". Pinar del Río. humbita@princesa.pri.sld.cu


La historia del hombre en su andar por las eras se funde en su lucha por la subsistencia y es fascinante. Si se defendió de las bajas temperaturas, la hambruna, la falta de alojamiento, la agresión de los animales, ¿cómo no habría de hacerlo de las enfermedades infecciosas, que para él representaban un misterio? Porque se ponía caliente su piel y temblaba su cuerpo, por la falta de apetito, sus articulaciones dolían y sus ojos aparecían bien rojos, así los descubrimientos médicos constituyen el eje vertebral de la historia de la humanidad ante la interrogante de todo cuanto adolece.

En la Colección Hipocrática (obra de los siglos VI y VII a.n.e. existen tratados sobre las epidemias, los dolores, la fiebre, la valoración de los excrementos y la orina, y la base fisiológica de esta escuela era el enlace directo con la teoría de los cuatro elementos de la naturaleza - aire, fuego, tierra, agua-, la cual posee una fuerza propia que no puede ser vencida. Ya se vislumbraba en aquella época la relación entre enfermedad y medio ambiente.

En el siglo VIII de la era de Cristo se destaca el médico árabe Al Razi, quien consideró a la sangre como responsable de las enfermedades infecciosas y recalca la importancia del aspecto preventivo de la medicina, seguido en el siglo lX de Abú Ali (Avicena) llamado príncipe de los médicos. En su obra cumbre El Canon una frase suya define su posición ante la ciencia: "La religión del sabio debe ser el estudio y la contemplación de las leyes de la naturaleza".1

Las primeras reseñas de la leptospirosis datan de la época de la invasión napoleónica a Egipto en 1853, y ya en 1883 se identifica como una enfermedad clínica distintiva, siendo Adolfo Weil en 1886 quien describió de forma correcta el proceso patológico de la leptospirosis sistémica. En Cuba se estudió desde el pasado siglo en 1868 por Navarro Valdés y ha sido desde este momento hasta la actualidad motivo de investigación y tesis de doctorado de profesionales avezados, detallando su cuadro clínico, fisiopatología, frecuencia en países tropicales, y su confirmación serológica. Marcando el perfil preventivo de nuestra medicina es en 1980 a raíz de una epidemia de gran magnitud en Camagüey que se derivó la necesidad de establecer un Programa Nacional de Control de la Leptospirosis Humana, el cual se puso en vigor en junio de 1981.1

Pensar en grande es pensar en no enfermar, lo que se logra identificando el riesgo y su relación con las condiciones medioambientales y climatológicas, que si bien no son modificables, si es posible realizar acciones de prevención y promoción para disminuir la incidencia de adquirir la enfermedad infecciosa, que de no realizar un diagnóstico precoz causa mortalidad a corto plazo.

El cuadro clínico es muy variado, y tiende a confundirse con dengue, malaria, influenza, hantavirus o hepatitis viral. Las manifestaciones clínicas que son múltiples, dependen de la relación hospedero-parásito, y van desde las leptospirosis subclínicas (solo evidenciada por la seroconversión), o las manifestaciones clínicas leves anictéricas observadas en la mayoría de los pacientes (fiebre, cefalea, mialgias, artralgias, hiperestesia cutánea), hasta las formas ictéricas graves con manifestaciones hemorrágicas.

En Cuba la leptospirosis es una de la zoonosis de mayor importancia, constituye una enfermedad de riesgo laboral, en particular en obreros agropecuarios y trabajadores de alcantarillado 2. En Pinar del Río, a pesar de los resultados generales favorables en salud, aún persisten elevados índices de prevalencia de la enfermedad, condicionados por factores climatológicos (temperatura, humedad, los diferentes fluviales naturales y artificiales), extensas áreas agrícolas, embalses hídricos y actividades de campismo, favorecen su desarrollo y aumentan el riesgo a enfermar. 2,3 Tiene una gran variedad de reservorios, entre ellos muchas especies de mamíferos domésticos, silvestres, aves peces, batracios y reptiles.3

Desde hace años nuestros ciudadanos han trasladado la crianza de animales utilizados para la alimentación hacia las zonas periféricas, suburbanas y urbanas, incluidos los terrenos cercanos a nuestras viviendas, por lo que podemos afirmar que el 45% de la población convive con animales que pueden ser portadores de enfermedades infecciosas; de hecho, la incidencia de las mismas ha aumentado de forma significativa: inciden factores económicos, sociales, y por qué no, históricos, lo que tuvo su momento más criminal con la reconcentración de la población campesina de 1895 del campo a la ciudad para impedir el apoyo del campesinado a las tropas mambisas como parte de una política brutal y despiadada a sangre, fuego y exterminio. Somos pues herederos de la historia, y es a nosotros a quien corresponde saldar la deuda y elevar la luz del conocimiento, iluminando nuestro pensar, y que se logre evitar enfermar.

En los tiempos modernos, con el pensamiento de Virchow y sus contemporáneos, "la Medicina no es más que una ciencia social", la política no es más que medicina en gran escala del movimiento obrero mundial y del pensamiento marxista _ leninista; la concepción de la Medicina como ciencia social, ligada a las tareas de la sociedad y de las comunidades humanas cobra supremacía.4

La salud se convierte en el objeto de la medicina, con sus objetivos de promover, prevenir, curar las enfermedades y rehabilitar los enfermos, lo cual impacta socialmente sobre el individuo sano que no debe enfermar, para que no se vea comprometida la estabilidad familiar y laboral, evitando de esta forma que disminuyan los ingresos al no existir enfermedad.

En la obra "Tesis sobre Feuerbach" de Obras escogidas, tomo único, p. 25-26, su autor Carlos Marx describe "La teoría materialista de que los hombres son un producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, no olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado".5

En el mundo contemporáneo las condiciones objetivas de la sociedad cambian para bien de manera integradora para todas las ciencias; en Cuba los centros de Educación Superior tributan a las necesidades sociales de la población, así la apertura de los centros universitarios a la sociedad hace que todos los hombres de ciencia se coloquen en función del progreso y bienestar de nuestra humanidad -son los individuos sanos que no deben enfermar-, que a su vez se convierte en nuestro objeto, pues es el hombre el que vive sano, enfermo o limitado.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

  1. Pérez Pérez O. De los ALBORES a los ALBORES. 1ra ed. La Habana: ECIMED; 2011.
  2. Verdasquera Corcho D, González Díaz CD, Rodríguez Boza E, Ramos Valle I. Enfrentamiento a brotes de enfermedades infecciosas en la atención primaria de salud. Revista Cubana de Medicina General Integral [Internet]. 2015 [citado 2016 Mar 1]; 30(4): [aprox. 10p.]. Disponible en: http://scielo.sld.cu/pdf/mgi/v31n4/mgi07415.pdf
  3. Jacob P. Aspectos ecológicos y operacionales de la vigilancia de leptospirosis en Argentina [base de datos en Internet]. 2015[citado 2016 Mar 1]; s.n.: [aprox. 5 p.].Disponible en : http://pesquisa.cst.bvsalud.org/bvsiec/resource/pt/lil-772827
  4. Cabezas Sanchez C. Enfermedades infecciosas emergentes reemergentes y sus determinantes. Rev. perú. med. exp. salud pública [Internet]. 2015[citado  2016  Mar  01]; 32(1): [Aprox 1p.]. Disponible en: http://www.scielosp.org/pdf/rpmesp/v32n1/a01v32n1.pdf
  5. Partido Comunista de Cuba (PCC): Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, VI Congreso del Partido de Cuba. La Habana; 2011.

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